Paloma Torréns

Me llamo Paloma Torréns (they/them) y este domingo voy a ser tu chef personal. Como nos acabamos de conocer, y a mí lo que más me gusta es un buen oversharing, te voy a contar —en lo que se termina de hacer la comida y con todo lujo de detalles jugosos— dónde estoy y de dónde vengo.
Soy de un pueblito de Huesca y mi vida ha estado marcada por la música, la gastronomía, las recomendaciones maravillosas de mis amigxs y… la depresión.
A pesar de tener dos hermanas estupendas y un grupo de amigxs fabuloses, me marché de Huesca en cuanto pude. Cuando empecé la escuela culinaria no tenía ni idea de adónde me iba a llevar la gastronomía; yo solo quería replicar la tabitostada perfecta.

Trabajando entre las cocinas de Madrid y Barcelona, notaba que la melancolía me pisaba los talones, así que me deshice de mis cosas y me mudé a Shanghái. Tenía 20 años y muy pocas ganas de ir al psicólogx. En China tuve el placer de entrar en contacto con su cocina suculenta, hacer amistades de por vida, abusar de alguna que otra sustancia y hasta ser imagen de una marca de barritas energéticas; todo ello pasando por los restaurantes más estrambóticos que te puedas imaginar.
Cuando la renovación de mi visa se convirtió en tarea imposible, tuve que hacer las maletas y volver a España con el dinero que no me había gastado en metálico, enrolladito dentro de cajas de tampones. Al fin y al cabo, la técnica era muy parecida a la de enrollar croissants.